Premio Oscar Hagerman

Dispositivo lúdico para el intercambio de conocimientos. El proyecto parte del origen sencillez constructiva de la bóveda, primando la belleza de su pureza hasta su máxima expresión, favoreciendo la apropiación del espacio, sin ser invasivo con el lugar (minimizando la huella construida).

Para lograrlo, la prioridad fue reducir al máximo los M2 construidos (cubierta), sin perder las áreas esenciales solicitadas en el programa. Así, se generan claramente dos envolventes, separadas por espacios vacíos que integran la vegetación existente, sirviendo como elemento amortiguador en el entorno, permitiendo la introspección visual a través de la extrusión de los patios (espacios de intercambio e saberes). Proporcionando equilibrio entre el interior y el exterior de la propuesta).